Qué órganos afecta la espondilitis anquilosante

Tratamiento de la espondilitis anquilosante

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¿Qué sistema corporal se ve afectado por la anquilosis?

La espondilitis anquilosante (EA) es un tipo de artritis inflamatoria que afecta principalmente a la columna vertebral. Los síntomas de la EA incluyen dolor de espalda, rigidez y reducción de la movilidad de la columna vertebral. La espondilitis anquilosante suele afectar a las articulaciones sacroilíacas. Estas articulaciones conectan la base de la columna vertebral (sacro) con la pelvis.

¿Puede la espondilitis anquilosante causar problemas de hígado?

“Es probable que sea una combinación de la dieta occidental, rica en carbohidratos y grasas; un estilo de vida sedentario y ciertos medicamentos. Mis pacientes con artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondilitis anquilosante, gota y artrosis pueden tener hígado graso.”

¿Puede la espondilitis anquilosante afectar al cerebro?

Aunque no es una enfermedad real, la niebla cerebral es un síntoma de las enfermedades artríticas crónicas como la espondilitis anquilosante. Sin entrar en demasiados detalles técnicos, durante un brote de síntomas de EA, las señales hacia y desde los receptores del dolor interfieren con el funcionamiento normal del cerebro.

Lista de comprobación de los síntomas de la espondilitis anquilosante

La artritis inflamatoria, por definición, afecta a las articulaciones del cuerpo. Pero los efectos de la inflamación de la artritis -y de la medicación utilizada para tratarla- pueden tener un alcance mucho mayor. Un ejemplo: Los estudios han relacionado ciertos tipos de artritis inflamatoria con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). Es posible que nunca haya oído hablar de esta afección cada vez más frecuente, pero es importante entender qué es la enfermedad del hígado graso y cómo prevenirla y tratarla.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) se produce cuando la grasa se acumula en las células del hígado y los depósitos no son el resultado del abuso del alcohol. El acrónimo NAFLD engloba en realidad varias afecciones. Puede haber depósitos de grasa en el hígado que sigan siendo bastante inofensivos, y esto se llama simplemente NAFL (hígado graso no alcohólico).

Pero el HGNA puede evolucionar a esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que es una inflamación del hígado; se considera la forma progresiva del HGNA. Y la EHNA, a su vez, puede provocar fibrosis (cicatrización del hígado), cirrosis (cicatrización más extrema del hígado) y cáncer de hígado. Por razones obvias, es mejor no iniciar este camino.

¿Afecta la espondilitis anquilosante al estómago?

Problemas gastrointestinales

Las personas con EA pueden experimentar una inflamación del tracto gastrointestinal y de los intestinos antes de la aparición de los síntomas articulares o durante la expresión de esta enfermedad. Esto puede provocar dolor de estómago, diarrea y problemas digestivos.

¿La espondilitis anquilosante puede afectar a un lado del cuerpo?

Al principio, es posible que experimente molestias en un lado, o en lados alternos, pero al final, normalmente sentirá dolor en ambos lados, que suele durar al menos tres meses. Pero el dolor de espalda no es el único signo de la espondilitis anquilosante.

¿Puede la espondilitis anquilosante afectar a la vejiga?

Los pacientes con espondilitis anquilosante que experimentan incontinencia intestinal o vesical u otros déficits neurológicos (como entumecimiento de las extremidades, problemas para hablar, pérdida de equilibrio) pueden haber desarrollado el síndrome de cauda equina.

Síntomas de la espondilitis anquilosante

La inflamación de las entesis, donde las cápsulas articulares, los ligamentos o los tendones se unen al hueso, es una característica distintiva de la espondiloartritis (EA). Esta inflamación puede percibirse en varias zonas del cuerpo, donde los médicos pueden comprobar si hay dolor y sensibilidad, y que a veces se denominan “puntos calientes”. Pueden provocar inflamación y sensibilidad en la espalda, los huesos de la pelvis, las articulaciones sacroilíacas, el pecho y el talón. El talón puede verse significativamente afectado, y el dolor y la sensibilidad pueden tener un grave impacto en la movilidad de la persona. Las dos zonas del pie que pueden verse afectadas son el tendón de Aquiles, en la parte posterior del talón, y la fascia plantar, en la base del talón.

¿Pueden las enzimas hepáticas elevadas causar dolor en las articulaciones?

Dolor articular y el hígado

Aproximadamente el 50% de los pacientes con hepatitis (B y C) presentan dolor articular asociado a la crioglobulinemia. Las enfermedades metabólicas del hígado, como la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson, pueden imitar la osteoartritis y afectar a las articulaciones.

¿En qué parte del cuerpo está el hígado?

El hígado está situado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, debajo del diafragma y encima del estómago, el riñón derecho y los intestinos. Con forma de cono, el hígado es un órgano de color marrón rojizo oscuro que pesa alrededor de un kilo.

¿Es bueno caminar para la espondilitis anquilosante?

Tehrani recomienda actividades de bajo impacto, como caminar. Las deformidades articulares, las articulaciones fusionadas, la desinformación y el miedo a lesionarse pueden desanimar a algunas personas a la hora de hacer ejercicio, dice Tehrani, pero caminar es una forma estupenda de iniciarse en la actividad física.

Investigaciones sobre la espondilitis anquilosante

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La espondilitis anquilosante es un tipo de artritis caracterizada por una inflamación crónica que afecta principalmente a la columna vertebral.  Los síntomas de esta enfermedad, que dura toda la vida, suelen comenzar en los primeros años de la edad adulta e incluyen dolor y rigidez en la parte baja de la espalda que empeoran tras el reposo o la inactividad. A medida que la enfermedad avanza, los huesos de la columna vertebral pueden fusionarse, lo que provoca una limitación del rango de movimiento y una disminución de la flexibilidad de la columna.

Además de la columna vertebral, la espondilitis anquilosante puede afectar a otras articulaciones, como las caderas, las rodillas, los tobillos o los hombros. La enfermedad también puede estar asociada a efectos sistémicos, como fiebre, fatiga, inflamación ocular o intestinal.

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