El alcoholismo es una adicción en la que se puede entrar con mucha facilidad, pero salir de ella es bastante difícil. Sobre todo si no se cuenta con fuerza de voluntad y ayuda. Por suerte es posible encontrarla.
En muchas ocasiones, los bebedores sociales se sumergen poco a poco en una adicción de la que es muy difícil salir. Se suele comenzar tomando un par de copas al salir de trabajar o los fines de semana, y poco a poco se acaba en una espiral en la que el alcohol se convierte en una obsesión. El cerebro no deja de pedirlo, y es en ese momento en el que alguien es un adicto.
Aunque muchos especialistas aseguran que el alcoholismo no tiene cura, todos coinciden en que dejar de beber y mantener el control es posible, aunque no es fácil. En algunos casos es necesario acudir a una clínica desintoxicación de alcohol en Murcia para recibir la ayuda necesaria.
El primer desafío: reconocerlo
Uno de los pasos más duros para un alcohólico es reconocer que tiene un problema. De hecho, la mayoría niega ser un adicto, por lo que la recuperación en ese momento no es posible.
Por eso, si alguien nos dice de forma continua que está preocupado por nosotros, deberíamos analizarnos y ver si se trata de una exageración o si realmente hay un problema. Casi siempre, la última persona en darse cuenta de una adicción es el adicto, y el alcohol no es una excepción.
Seguir dando pasos
Aun después de reconocer el problema, es importante estar atentos para no volver a caer. A menudo se piensa que un poco de alcohol no tiene por qué ser un problema, o que después de haber pasado varias semanas sin probarlo, estamos “curados” de la adicción.
Este pensamiento es muy nocivo porque un alcohólico lo seguirá siendo toda su vida, aunque no vuelva a probar la bebida. De hecho, deberá concienciarse de que eso es lo que tiene que hacer, porque una copa solamente vuelve a ponerle en el punto de partida.
Si hay una recaída no hay que rendirse, sino volver a dar los pasos para vencer la batalla contra el alcohol.
A veces, hay que romper con ciertas compañías
Este es otro paso bastante duro, sobre todo si alguien que influye en el alcoholismo es una persona conocida desde hace mucho tiempo, como un amigo de la infancia. Pero si una mala compañía nos incita a recaer, es mejor romper con ella a perder el control y volver a tomar alcohol.
Si no se quiere llegar a ese extremo, se puede hablar de forma clara con esa persona para que no trate de influir en la recuperación, o limitar el contacto al mínimo. Es mejor perder una amistad que volver a ser un adicto.
La importancia de buscar ayuda
Hay algo que siempre debe estar presente, y es que la batalla contra el alcoholismo, al igual que con cualquier adicción, es una lucha que no se puede ganar solo. Hace falta ayuda, tanto de familiares y personas cercanas como de especialistas en muchos casos.
A menudo, cuando se está superando una adicción, pueden surgir otros problemas, como el trasfondo que llevó a beber o las presiones psicológicas que afloran con la sobriedad.
Para esto, es importante ponerse en manos de profesionales que cuenten con los medios necesarios para recuperar a un adicto, tanto a nivel físico como emocional, que a veces es mucho más necesario.
Hacerlo es un paso valiente, que demuestra que alguien quiere recuperarse de verdad. Aunque también es importante recordar que esta batalla es personal, y que pese al apoyo de los demás, es algo que se tiene que afrontar de forma individual.
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