Se me duerme la cabeza

¿Se le puede dormir la cabeza mientras duerme?

Si alguna vez se ha quedado dormido y se ha despertado por una sacudida vigorosa de todo el cuerpo, no se alarme. Usted se encuentra entre el 60-70% de los estadounidenses que experimentan con regularidad un fenómeno conocido como sacudida hípnica -también conocida como sacudida hipnagógica, o inicio del sueño- que se produce cuando una persona cae en un sueño profundo. Esto es lo que hay que saber al respecto. ¿Qué se siente en las sacudidas del sueño? Las sacudidas hipnagógicas, es decir, las sacudidas voluntarias que se producen durante la noche, pueden afectar a las personas de diferentes maneras. Muchas personas duermen sin problemas, pero para otras son lo suficientemente fuertes como para despertarlas.

Parestesia

Jason Ellis ha recibido financiación del Economic and Social Research Council, The Wellcome Trust, UCB Pharma, The Institute of Sport Ireland, National Institutes of Health (USA), National Institute of Health Research y The Royal Society of Edinburgh.

Debería ser uno de los momentos más relajantes del día. Te metes en la cama, te pones cómodo y acogedor, empiezas a sentir que tu cerebro se ralentiza… y de repente experimentas una impactante sensación de caída. Es como si hubieras calculado mal el número de escaleras que estabas bajando, dejando tu pierna en el aire durante un poco más de lo que esperabas. No es agradable.

Esta sensación de caída en la cama es el fenómeno conocido como “sacudida hipnótica” y a veces puede ir acompañada de una alucinación visual. Puede que hayas oído llamarlo “sobresalto del sueño”, “sacudida hipnagógica” o “sacudida mioclónica”, pero en aras de la cordura nos quedaremos con el primero.

La sacudida hipnagógica se produce cuando los músculos, normalmente de las piernas (aunque pueden observarse en todo el cuerpo), se contraen involuntariamente de forma rápida, casi como un tic o un espasmo. Aunque las razones que lo provocan no se entienden muy bien, la perspectiva evolutiva sugiere que cumple al menos dos funciones importantes pero interrelacionadas, la primera de las cuales sigue siendo relevante hoy en día.

Presión en la cabeza

La parestesia es una sensación anormal que se siente en el cuerpo debido a la compresión o irritación de los nervios. Puede ser mecánica -como en el caso de un nervio pinzado- o puede deberse a una afección médica, una lesión o una enfermedad.

La mayoría de los casos de parestesia se resuelven por sí solos, especialmente si estás dispuesto a moverte un poco. Por lo general, es posible prevenir las parestesias sentándose con una postura adecuada mientras, por ejemplo, se ve la televisión o se lee. Sentarse de forma incorrecta puede comprimir un nervio y provocar los síntomas.

Si los síntomas de la parestesia no mejoran rápidamente o vuelven a aparecer por motivos desconocidos, puede ser el momento de llamar a tu médico. Si la causa de la parestesia se debe a una afección aguda del sistema nervioso central, como un accidente cerebrovascular, el tiempo es esencial. Busque un diagnóstico y atención médica inmediatamente.

Un caso de parestesia que empeora debe ser controlado por su proveedor de atención médica. La neuropatía periférica causada por la diabetes suele comenzar con una sensación de parestesia en el pie o los pies, y puede empeorar y dar lugar a otras complicaciones. Es una señal de advertencia de que su diabetes está mal controlada y debe ser tratada adecuadamente.

La parte posterior de la cabeza se duerme mientras se duerme

El síndrome de la cabeza explosiva (EHS) es una percepción sensorial anormal durante el sueño en la que una persona experimenta ruidos irreales que son fuertes y de corta duración cuando se duerme o se despierta.[2][4] El ruido puede ser aterrador, suele ocurrir sólo ocasionalmente y no es un problema de salud grave.[2] Las personas también pueden experimentar un destello de luz.[5] El dolor suele estar ausente.[2]

Se desconoce la causa[3]. Entre las posibles explicaciones se encuentran los problemas de oído, las convulsiones del lóbulo temporal, la disfunción nerviosa o los cambios genéticos específicos[2]. Entre los posibles factores de riesgo se encuentra el estrés psicológico[2]. Se clasifica como un trastorno del sueño o de la cefalea[2][5].

No hay pruebas de alta calidad que respalden el tratamiento[2]. Se ha probado la clomipramina y los bloqueadores de los canales de calcio[2]. Aunque la frecuencia de la afección no está bien estudiada, algunos han calculado que se produce en alrededor del 10% de las personas[2]. Se dice que las mujeres se ven afectadas con más frecuencia[5]. La afección se describió inicialmente al menos en 1876[2]. El nombre actual se utilizó en 1988[5].