Porque siempre tengo hambre

Siempre hambriento y cansado

Esta importante glándula produce hormonas que controlan el ritmo del metabolismo (la velocidad a la que las células utilizan la energía). Los cambios en el funcionamiento de la tiroides afectan al estado de ánimo, al peso y a los niveles de energía.

La razón más común de una tiroides hiperactiva es la enfermedad de Graves. La enfermedad de Graves es un trastorno autoinmune que hace que la glándula tiroidea produzca un exceso de hormona tiroidea. Los síntomas incluyen hambre, así como aceleración de los latidos del corazón, sudoración, agrandamiento del cuello y cansancio. Acuda a su médico si tiene alguno de estos síntomas para que le haga más pruebas.

Sin embargo, hay un problema. El estrés o la ansiedad constantes pueden hacer que esta respuesta de lucha o huida sea hiperactiva. Los niveles elevados de cortisol durante todo el día, todos los días, nos hacen pasar hambre y favorecen el aumento de peso; por no hablar de que minan nuestro sistema inmunitario.

El síndrome de Cushing es otra enfermedad que afecta a las glándulas suprarrenales. El hambre y el aumento de peso es un síntoma común, además del desarrollo de depósitos de tejido graso alrededor del torso, la cara (cara de luna) y entre los hombros (joroba de búfalo). El uso excesivo de corticosteroides es una de las principales causas del síndrome de Cushing.

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¿Siempre tienes hambre, incluso después de haber comido bien? ¿Siempre pica a las 3 de la tarde? Si esto le resulta familiar, no es el único: algunas personas experimentan ataques de hambre con mayor frecuencia. Y aunque a veces hay razones médicas para ello -un problema de tiroides, por ejemplo, o la toma de ciertos antidepresivos que aumentan el hambre-, es probable que el culpable sea su dieta o su estilo de vida. Eso significa que el problema puede solucionarse. ¿Cómo? Echa un vistazo a estas 15 causas comunes de las punzadas de hambre, y descubre cómo pequeños ajustes en tu estilo de vida pueden hacer que te sientas satisfecho durante más tiempo.

La falta de sueño puede alterar las hormonas que regulan el apetito y, en última instancia, aumentar el hambre, según un informe de 2016 de la Asociación Americana del Corazón. La grelina, una hormona que estimula el hambre, aumenta cuando se carece de sueño. La leptina, la hormona que señala la saciedad, disminuye. Además, cuantas más horas pases despierto, más probabilidades tendrás de picar algo de la nevera. Procura dormir unas siete horas cada noche, y recuerda que la luz azul de tus dispositivos puede afectar negativamente al sueño. Establece una regla: Las pantallas en la cama, al igual que el desayuno en la cama, deben ser una ocasión especial.

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Tu apodo es “triturador de basura” y tu familia y amigos bromean con que las sobras van a parar a ti, en lugar de al perro. Te acabas el plato y una hora más tarde estás rebuscando en las estanterías de la despensa, asaltando la nevera o examinando la máquina expendedora. Siempre tienes hambre. ¿Qué ocurre?

Hablamos con Bonnie Taub-Dix, R.D., propietaria de BetterThanDieting.com y autora de Read it Before You Eat It (Léalo antes de comerlo) para llegar al fondo de su pozo aparentemente sin fondo. Resulta que su comportamiento diario -con quién come, su calidad de sueño y su régimen de entrenamiento, por nombrar algunos- tiene mucho que ver con sus hábitos alimenticios. Siga leyendo para ver si es culpable de una o más de estas malas prácticas y para ponerles remedio hoy mismo para sentirse más saciado y regular mañana.

“La gente utiliza la excusa de no tener mucho tiempo”, dice Taub-Dix. Pero puedes tener almuerzos y cenas preparadas en tu oficina, aperitivos saludables en el cajón de tu escritorio o en la guantera, y buscar algunos restaurantes saludables alrededor de tu oficina para asegurarte de que siempre tienes opciones a mano.

¿Por qué tengo más apetito?

Ah, ahí está de nuevo: el hambre, que hace que tu barriga gruña y tu mente se desvíe de la tarea que tienes delante. “¿No acabo de comer hace una hora?”, te preguntarás mientras haces tu quinto viaje para asomarte de nuevo a la nevera. El hambre es natural y se supone que se autorregula; hoy en día, todo el mundo en los programas de entrevistas y en Instagram parece hablar de la alimentación “intuitiva”, o de escuchar las necesidades de tu cuerpo, especialmente cuando sientes hambre. Sin embargo, apostamos a que sabes cuándo has cruzado la línea y el “picoteo” se convierte en una cuarta o quinta comida involuntaria. Si constantemente sientes hambre sin importar lo que estés comiendo, es hora de pensar en lo que estás poniendo en el plato. A veces, un aumento incontrolado del apetito puede explicarse por otras condiciones de salud o situaciones vitales (como la lactancia), o incluso por los medicamentos que tomas. Pero, con mayor frecuencia, puede haber otras elecciones que estás haciendo durante el día que podrían añadir involuntariamente combustible a tu apetito infinito. A continuación, con la ayuda de un panel holístico de expertos en salud reunidos por Good Housekeeping, exploramos algunas de las razones por las que puedes sentir hambre todo el tiempo – y cómo solucionarlas, empezando ahora mismo.